A punto están ya de finalizar los cuarenta, perdón, los cuatro años de paz social que se iniciaron con el “levantamiento militar” de Diciembre de 2010, al que siguieron los hechos por todos conocidos y que terminaron con la firma del famoso, a la par que oscuro, Acuerdo de Garantías, mediante el cual, entre otras concesiones, se oficializaba la creación de Aena Aeropuertos y se perdía la condición de empleado público. Una vez sellado el pacto, la guinda fueron las Elecciones Sindicales del 2011.
Hoy, parece que una vez más esta “Olimpíada” también tiene un final dramático: La privatización del 49% del capital de la ahora llamada Aena SA, heredera de la entonces recién nacida Aena Aeropuertos, entre la incomprensible pasividad de los sindicatos mayoritarios y el alborozo del mercado bursátil. Y hoy, como entonces, también estamos a las puertas de unas Elecciones Sindicales. Claro, porque es lo que toca, tal y como entonces se dijo. Pero por suerte para unos y por desgracia para otros no será ya en las mismas condiciones que hace cuatro años.
“Comienza el espectáculo” es el título que se dio en España a una película musical de Bob Fosse, conocida en el resto del mundo como “All that Jazz” estrenada a finales de los setenta. Por cierto, “Everything old is new again” es el nombre de uno de sus números musicales.
Esta digresión cinematográfica viene a cuento porque usando el “Todo lo viejo es nuevo otra vez” nos quieren poner otra vez en la misma línea de salida de las Elecciones Sindicales del 2011.
Pero no, la actual Aena no volverá a ser jamás la Empresa Pública Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, dado que hoy Enaire es la actual propietaria del 51% de Aena. Esta nueva situación, coloca a Aena al mismo nivel que Ineco, CRIDA o EAD, por ejemplo, todas ellas empresas participadas por ENAIRe. Que sepamos hasta ahora, con esas empresas no hubo, ni habrá y ni se esperan unas elecciones conjuntas.
A pesar de lo anterior, los preavisos para la celebración de las Elecciones Sindicales del 2015, han sido un espectáculo lleno de despropósitos: Bailes de empresas y números de CIF, censos erróneos, correcciones y correcciones sobre las anteriores correcciones y denominaciones de empresas que ya no existen. Y esto a pesar de que la víspera de la salida a bolsa de AENA, los miembros de la CES estaban reunidos y hasta convenían un preacuerdo para la promoción de elecciones, acuerdo que vemos con asombro como ellos mismos lo rompen. Se entra pues en una espiral de preavisos e impugnaciones, y promueve elecciones separadas en Aena y Enaire el socio que parece haber recobrado la cordura y, al menos, demuestra conocer la legislación en la materia. Por otro lado, están los demás socios, fundamentalmente CCOO, impugnando estas promociones alegando una unidad que ni ellos mismos son capaces de mantener.
Esto último, que puede sonar irreal o incluso inimaginable después de más de veinte años desde que se creó la extinta Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, no es sin embargo más que la confirmación de un hecho irrefutable: Aena y ENAIRe ya son hoy dos empresa distintas, con distintas funciones y objetivos; con un detalle importante: Una de ellas presta servicios a la otra mediante un contrato, el cual es renovable con una periodicidad determinada… si hay acuerdo. Y a día de hoy, nada ni nadie nos ha garantizado que el citado acuerdo se prolongue en el tiempo si aparece la tan temida competencia, la cual no olvidemos que ya está aquí de la mano de Saerco y FerroNATS, y más que podrían aparecer a repartirse el pastel.
Tampoco conviene olvidar aquí que la Comisión Europea sigue en su empeño de sacar adelante el paquete legislativo denominado como SES II+. En uno de sus apartados se hace expresa mención a la apertura a la competencia de lo que denominan como “servicios auxiliares” o “ancillary services”, que no son otra cosa que los servicios AIS, MET y el nuestro: CNS.
A la vista de este panorama, es más que evidente que la supuesta “representación laboral conjunta”, que todos sabemos mayoritaria de Aena S.A., puede verse en la tesitura de tener que elegir entre mantener las condiciones laborales de los empleados de Aena S.A., a los que sin duda representa, o defender el futuro laboral de los empleados de ENAIRe, por los que nunca han manifestado un especial interés.
Reiteramos que no nos cabe la menor duda de que la Aena del 49% privado ya no es la misma Aena que hemos conocido hasta ahora. Con el 50% de sus beneficios anuales comprometidos en dividendos para sus accionistas, no dudamos ni lo más mínimo que va a estrujar, más aún si cabe, los contratos con sus proveedores, ENAIRe incluida, si quiere mantener sus acciones en el “candelabro” y entrar en el IBEX35. Seguro que Aena S.A. ya ha cambiado la baraja… y ésta tiene hasta marcas nuevas.
Con estos mimbres, es lógico que desde la FSAI se apoye a iniciativa de promover elecciones separadas en ENAIRe. Si a los hechos nos remitimos, desde el 2010 hasta hoy, los mismos que afirmaron el “No a la privatización” son los que ahora se desdicen y cambian su discurso por un “Si a los acuerdos de garantías” e impugnan cualquier atisbo de elecciones separadas en un escenario en el que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea no es más que un recuerdo del pasado y donde el gestor aeroportuario español está semiprivatizado. ¿Qué está pasando?
A la vista está que, como se diría en lenguaje castizo, los empleados de ENAIRe “no nos fiamos ni una cala” de la representación que salga de este supuesto nuevo experimento de elecciones conjuntas.
Por este motivo, exhortamos a todos aquellos compañeros de Enaire que quieran hacer elecciones separadas en su centro de trabajo, que las promuevan amparándose en lo que bien dice la ley:
Tienen capacidad para promover el proceso electoral:
Los trabajadores del centro de trabajo por acuerdo mayoritario. La decisión de convocar las elecciones por acuerdo mayoritario debe tomarse por los trabajadores de la plantilla, siempre y cuando en la reunión en que se adopte tal decisión se cumplan los requisitos fijados por la legislación para la validez de este tipo de asambleas: esto es, que sean convocadas por los delegados de personal, por el comité de empresa o por al menos el 33% de la plantilla, expresamente para ello, con el voto favorable personal, libre, directo y secreto de la mitad más uno de los miembros de la plantilla. (Et. 67.1 y del 77 al 80)
Tanto desde la FSAI como desde la CSPA se brindará el apoyo pertinente a todos aquellos que quieran dar este paso. Sabemos que puede parecer complicado, ya sea por desconocimiento del trámite, por recelo ante una situación nueva o por las presiones sobre todo de un determinado sindicato, el cual en breve empezará a mentar a su monstruo homónimo (el coco) en la oreja de todos aquellos que decidan dar este paso o que tan siquiera lo estén sopesando.
En Francia se denominaba como “presunción irrefutable de representatividad a nivel nacional” al hecho de que los Sindicatos más votados de ese país tenían la representatividad otorgada “por la gracia de dios”, aunque no se hubieran celebrado jamás elecciones sindicales en una empresa, y por tanto ellos podían negociar Convenios Colectivos en nombre de trabajadores que no los habían elegido como sus representantes. Este “Derecho de Pernada” sindical fue derogado en Francia hace pocos años, pero sigue vigente en nuestro país, junto con otros anacronismos parecidos a nivel laboral. El ejemplo más reciente lo vimos cuando ellos negociaron con la representación empresarial el Convenio Colectivo de los Controladores de FerroNATS y Saerco, eliminando ambas partes de paso al resto de opciones sindicales de una manera que habría hecho enrojecer al mismísimo Al Capone.
Haciendo uso de esta presunción, CCOO pretende amedrentar a los trabajadores de ENAIRe amenazándoles no ya tan solo con el conocido “coco” de la desunión, sino que posiblemente nos echará en cara que desamparamos con nuestra decisión a los trabajadores de Aena.
Los trabajadores de AENA en general, y más concretamente los de AENA Aeropuertos vieron como esta “unidad” se deshacía el 3 de diciembre de 2010, cuando se publicaba en el BOE la creación de “Aena Aeropuertos”, y animaron a todos los trabajadores a firmar el impreso donde la empresa les comunicaba su cambio de estatus laboral, el principio del fin. Y nada se hizo entonces, no ya permitiendo en aquel momento que el mismo Estado conculcara los más elementales derechos laborales y civiles de los controladores, trabajadores al fin y al cabo, sino que además extendió e impuso este silencio a los Comités de Centro, algunos de los cuales sí que se rebelaron contra esta disposición al ver el peligro que conllevaba la creación de esta nueva empresa. A la vista está que en el Acuerdo de Garantías que ya mencionamos al principio de este comunicado, se firmó también la paz social hasta el 2015 y la privatización parcial de Aena Aeropuertos, hoy Aena. Y así estamos hoy: Aena con el 49% de su capital en fondos de inversión.
Lo que no nos cuentan desde CCOO, es que su única pretensión con esta actitud unificadora es secuestrar una vez más la representatividad de los trabajadores de ENAIRe. Prueba de ello es que ni tan siquiera se esfuerzan en pedir nuestro voto, les basta con que estemos en sus censos para que su representación no disminuya en los Comités. La verdad es que es muy triste ver como después de tantos años de «experiencia» sindical, de «lucha» obrera, de «defensa» de los trabajadores, solo se haya heredado el actuar en beneficio propio, empleando la aritmética aunque sea a costa de todos nosotros, y que no sean capaces de cumplir mínimamente lo que establece la Ley de Elecciones Sindicales, el Estatuto de los Trabajadores y la Ley de Libertad Sindical.
¿Y con este “currículum” van a amenazar e impugnar las promociones de elecciones separadas en Enaire?
Otro de los números musicales de “All that Jazz” se llama “There’s no business like show business”. Parece pues que vienen algunos especialistas en esto del show business sindical para pretender vendernos una vez más una moto sin ruedas. Esta vez, no nos dejemos engañar.
SECRETARIO GENERAL